lunes, 28 de mayo de 2012

Programas televisivos producen conductas violentas entre los niños


Programas televisivos producen conductas violentas entre los niños
La radio y televisión culturales deben ofrecer nuevas posibilidades a la población infantil.
En el Taller sobre el chiste como reproductor de la violencia de género organizado por la Secretaría de los Migrantes y la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo se evidenció la violencia que se filtra en el manejo cotidiano del lenguaje en lo que pareciera ser la expresión de una naturaleza cultural que despertó las interrogantes sobre el origen de una propensión casi innata a los comportamientos violentos. Frente a tal cuestionamiento resulta propicio atender los señalamientos que la académica de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, María Guadalupe Cortés Osorno, hace respecto a la figura tutelar que la televisión juega en la formación de niños y jóvenes: “A la edad de 15 años, cada persona ha presenciado un promedio de siete mil 300 crímenes a través de la televisión. Así, la exposición continua a esta programación genera la elevación del umbral de tolerancia frente a los hechos sociales violentos de la vida cotidiana y se pierde la capacidad de asombro y de solidaridad para combatir los delitos, el abuso de cualquier tipo hacia la niñez o la brutalidad hacia las mujeres”.


Con los programas que son transmitidos, que son de gran audiencia, lo más seguro es que contengan imágenes con algún tipo de violencia y al ver esto, puede haber un impacto asombroso en la conducta del individuo, los niños pueden tomar esto como ejemplo a futuro, puede ir acostumbrándose al tipo de conductas que son transmitidas a través de la televisión, tomarlo como algo normal, hacer un individuo sin sentimiento alguno.
Datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) en México revelan que los niños en México invierten anualmente un promedio de 2 mil horas dedicadas a ver la televisión, mientras que a la escuela dedican sólo 700 horas. A esto hay que añadirle que en la escuela, ahora las tareas deben ser investigadas por medio de Internet (pues tiene información más actualizada y que es mucho más rápido que investigar en un libro) Si la simple observación de la realidad no basta para ser concientes de la incidencia de la televisión, estas estadísticas confirman su poder de informar, formar y motivar a la acción concreta.
Sobre todo en los programas infantiles como las caricaturas y las telenovelas, es donde predomina el erotismo y la violencia, pues los publicistas tienen un amplio conocimiento sobre los ritmos de la sociedad y por ello saben a quién destinar los mensajes y en qué horarios.
Dentro de lo que es la televisión pública, no hay un horario en el cual indique el tipo de programas televisivos que deben ser transmitidos o como bien se menciona los comerciales, pues durante el día se pueden llegar a ver comerciales como el de “condones M” o “condones sico”, donde se muestra cierto grado de erotismo; al igual transmiten el comercial de “Zucaritas” en donde siempre practican algún deporte, pero al consumir el producto se pueden hacer cosas maravillosas o con la propaganda de Burger King que al fin y al cabo son productos nocivos para la salud, pero que tienen un gran impacto dentro de la “economía de la gente”.
Su mal empleo del idioma es el que hace que los niños adquieran ese lenguaje, desgraciadamente los niños se han convertido en el principal foco principal de consumo, hay veces en las que los papás comparten muy poco tiempo con sus hijos y cuando lo hacen es para ver televisión, no está mal, de hecho es una buena manera para que compartan con ellos otros tipos de programas y a los niños les agrade ver eso.
Al estar expuesto a todo tipo de programación violenta, en la infancia, en vez de inculcar valores hacemos lo contrario, solo estamos retroalimentándonos con antivalores. Además dentro de la infancia ver televisión que provoca: probablemente que carezca de léxico para poder comunicarse, por lo que es mejor regalarle un libro, que estar viendo televisión. Implementar dentro de la familia y la escuela la cultura de leer, para poder desarrollarnos de una manera “adecuada”.